Existen otras dimensiones, pero están en nosotros mismos, en nuestras emociones.

Existen otras dimensiones, si, pero están en nosotros mismos, en nuestras emociones. Es algo realmente revolucionario, y su comprensión implica todo un avance para la civilización humana que tendrán claras implicaciones en su desarrollo y prosperidad futura.



El descubrimiento vino a raíz del estudio de las percepciones humanas y sus puntos de vista. Es algo que realmente ya se conocía desde que se empezó a conocer la relación que existía entre el pensamiento y las emociones por un lado, y las emociones y las acciones en los humanos por el otro. Este conocimiento ha sido cruelmente usado por grandes manipuladores que se han servido de el a lo largo de la historia en su propio beneficio, lo cual a generado grandes desastres y retrocesos en la civilización humana.

Pero volviendo al asunto de como se descubrieron esas otras dimensiones, podemos comentar que el mismo vino a raíz de la experiencia que tienen los buceadores cuando se inician en el submarinismo. En ese sentido, en la superficie de la tierra, las únicas dimensiones que se tiene en consideración son las que generan la propia ubicación, frente a la nueva dimensión de la profundidad, que se tiene que tener en cuenta cuando se realiza submarinismo. Esa otra dimensión de la altura también existe en la superficie, pero al sernos imposible de gestionar, nos es irrelevante. Y esta irrelevancia se hace clara hasta el punto de pensar que no existe. Hecho que por ejemplo, las aves no ignoran.

Pues bien, aquí esta la cuestión, que no la tengas en consideración, no significa que no exista. Por lo que se pone en evidencia que el conocimiento de las otras dimensiones que nos rodean es una cuestión de percepciones. Es como los animales que viven bajo el agua que no son conscientes del mundo que existe mas allá de la superficie, al menos hasta que son pescados. Pero no significa que no exista.

Las dimensiones extras que nos afectan son infinitas, y que no las conozcamos ni sepamos manejarlas, como la altura en la superficie, o el tiempo, no significa que no exista. Hay seres que si que son capaces de gestionarlas, como la altura en el caso de las aves, y el tiempo, quizás en el caso de otras criaturas que desconocemos en cuanto que no somos capaces de verlos por no ser capaces de gestionar el tiempo, y por lo tanto, no somos conscientes de su existencia. Esto es solo una suposición, pero que no tiene porque ser falsa.

Pero volviendo al origen del descubrimiento de las otras dimensiones. Si las dimensiones son una cuestión de percepciones así como de la capacidad de poder gestionarlas, cada una de las emociones humanas, en la medida que tiene grandes implicaciones en la actuación de los humanos y de su calidad de vida, al no ser conscientes que también somos capaces de gestionarlas a voluntad, es como el ave que pudiendo volar no vuela porque desconoce que puede hacerlo.

Y teniendo en cuenta que la gestión de las emociones te abre la puerta de la felicidad y del progreso personal y profesional, avanzar en el descubrimiento y control de las mismas, te abre la puerta a un mundo de dimensiones múltiples que la ciencia ficción no ha podido mostrar hasta ahora.

Las dimensiones son una cuestión de percepciones en cuanto a su existencia o no, así como el de las emociones humanas y la capacidad de los seres humanos de poder gestionarlas. En ese sentido, empecemos a profundizar en las mismas y aprendamos a gestionarlas al igual que un ave cuando empieza a aprender volar.

No sabemos que "seres" encontraremos en esas otras dimensiones que conviviendo con nosotros, no éramos capaces de visualizar. En cierta manera, muchas religiones siempre han hablado de estas cuestiones en cuanto al amor y el odio, o el bien y el mal, que estaban en nosotros mismos y que dependía de nosotros elegir que camino tomar, el famoso libre albedrío, etc.

Ahora, con este revolucionario descubrimiento de multitud de nuevas dimensiones por explorar en cuanto a las múltiples emociones humanas, el progreso personal y profesional de cada uno de nosotros, así como de la humanidad, entra en otra vía de evolución de consecuencias no analizadas en profundidad hasta el día de hoy.


Miguel Ángel de la Vega Fernández


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